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La pequeña república de Costa Rica ha sido nombrada el país más sostenible del mundo. El informe de Happy Planet Index, publicado por la New Economics Foundation, busca alejarse de las medidas puramente económicas de la felicidad y en lugar de ello, clasifica a los países por la cantidad de felicidad que obtienen de la cantidad de recursos ambientales utilizados.

La tasa de felicidad se calcula midiendo la felicidad de un país en relación con el bienestar, la esperanza de vida y la desigualdad social y luego se divide por su huella ecológica.

“Las cosas no son perfectas en Costa Rica. Pero básicamente el país se preocupa por el medio ambiente, mientras que otros gobiernos empujan el tema hacia la última de sus prioridades”, dijo Christine Kim de la Universidad de Yale.

El Happy Planet Index del Foro Económico Mundial, que recientemente publicó su ranking 2016 concluye que Costa Rica es el país del mundo “donde las personas están utilizando los recursos ecológicos de manera más eficiente para vivir vidas largas y felices”.

Que ninguna nación europea llegue a los diez primeros puestos puede ser sorprendente, pero que el país ganador sea Costa Rica no lo es en absoluto. Esta pequeña nación centroamericana no sólo encabezó los rankings de 2016, sino también los de 2009 y 2012.

El índice Happy Planet mide la esperanza de vida, el bienestar, la huella ambiental y la desigualdad para calcular el éxito de las naciones. Es justamente en estas áreas donde el gobierno de Costa Rica ha hecho un esfuerzo significativo y la mayor inversión. El informe también señaló que abolió su ejército en 1949 y reinvertió el dinero en programas de salud y educación con grandes resultados.

En el ámbito medioambiental, Costa Rica ha sido durante mucho tiempo un pionero. En la década del ’90, el país aprobó una serie de leyes de “cultura verde”, entre ellas la Ley de bosques nacionales que protege tanto a los bosques, como a las aguas, la biodiversidad y la belleza natural como recursos turísticos y científicos. También desarrolló un sistema de financiación, apoyado por el gobierno y por organizaciones internacionales, como el Banco Mundial, para solventar los programas de protección ambiental.

Otras iniciativas ecológicas son el Eco-Marchamo, que es un impuesto complementario voluntario que permite a los conductores compensar el 100% de las emisiones generadas por el consumo de combustible durante un año y el Carbono Neutral que incentiva las buenas prácticas ambientales de las empresas costarricenses.

Bajo el mandato del presidente actual, Luis Guillermo Solís, la política nacional de salud de Costa Rica también incluye ahora el objetivo explícito de lograr un “desarrollo socioeconómico ambientalmente sostenible”, basado en la teoría de que ese crecimiento posicionará mejor al pequeño país para enfrentar grandes desafíos internacionales como la crisis de la salud, el aumento de la violencia y el cambio climático.

En resumen, Costa Rica ha incorporado en todo su modelo de gobernabilidad la capacidad de enfrentar los principales desafíos ambientales y de salud que enfrenta el mundo.

Como resultado, además de su ranking superior en el índice Happy Planet, Costa Rica también se encuentra muy bien en el Índice Global de Trabajadores Felices (tercero), en Doing Business 2017 (quinto) en la región latinoamericana y en el Índice de Libertades Individuales. Costa Rica es también un líder dentro de Centroamérica en derechos laborales y se ubica entre las economías más competitivas de América Latina. Esto revela una cuestión clave destacada por el índice Happy Planet: las políticas públicas tienen un gran impacto en el bienestar de una población.

Pero no son el único factor, aunque tal vez sí un orgullo, para una pequeña nación centroamericana, ya que tales calificaciones tiene serias limitaciones.

Primero, los índices globales inevitablemente incluyen algunos indicadores y excluyen otros. Esto puede conducir a cierta contrariedad. Es notable que entre los diez mejores “lugares más felices” figuren dos naciones muy poco desarrolladas que no sólo tienen baja competitividad global, sino que también tienen un bajo índice de Desarrollo Humano, según la ONU.

¿Cómo es posible que un país sea eco-feliz pero subdesarrollado?

Bueno, el índice Happy Planet no considera indicadores tales como la educación, los ingresos, el acceso al agua y la electricidad o las tasas de pobreza. La contabilidad de esos hechos crearía una percepción más completa, y probablemente muy diferente de la felicidad.

Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, los países menos adelantados del mundo se caracterizan por tener un ingreso per cápita deficiente y una vulnerabilidad económica. Es decir, al menos el 50% de la población vive en extrema pobreza. También son los países que están más expuestos al cambio climático y sus consecuencias.

Entonces un país que es verde ¿es necesariamente un lugar feliz?

El índice Happy Planet es útil para reconceptualizar la felicidad en términos de bienestar ambiental y prácticas sostenibles, pero necesita un ajuste fino. En los países subdesarrollados, una baja huella de carbono claramente tiene más que ver con la falta de industria que con la política ambiental. Estos países simplemente no pasaron por los mismos procesos de crecimiento económico que el mundo rico, desde la Revolución Industrial hasta la Segunda Guerra Mundial. En un punto resulta confuso hablar de felicidad en países donde las condiciones de vida no son ni siquiera mínimamente aceptables.

Costa Rica ha logrado mucho desde que se alejó de la guerra y se dirigió hacia el bienestar nacional hace medio siglo. Pero muchos desafíos siguen en pie para que se vuelva más verde y verdaderamente feliz.

Para crear el tipo de sostenibilidad que vincula fundamentalmente el desarrollo humano, ambiental y social, deben trabajar conjuntamente la política, la ciencia, la educación y el activismo ciudadano.

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