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El origen de esta historia se encuentra en el testamento de Genoveva Germana Agripina Lattuga nacida en París en 1896 y  esposa de Absalón Rojas, hermano del escritor-historiador argentino Ricardo Rojas.

El 1º de abril de 1958 Genoveva lega sus 38 hectáreas situadas sobre el arroyo Felicaria, ubicado dentro del delta del Tigre en Buenos Aires, Argentina, para cumplir su sueño: ayudar a los isleños en lo que respecta a la salud y la cultura con el establecimiento de una Sala de Primeros Auxilios y una Biblioteca Pública. Un mes después, el 1° de Mayo, Genoveva fallece.

Así la casa del matrimonio Rojas pasó a funcionar como una Sala de Primeros Auxilios, y en la sala de espera se le fue dando forma a la biblioteca con los libros que pertenecían a Genoveva, cuidados como oro en sus vitrinas originales. Muchos de ellos firmados por el escritor Ricardo Rojas, su cuñado.

“Hoy no solo hay programas de lectura que estamos haciendo funcionar acá y en las lanchas, también abrimos una escuela de oficios isleños, de canotaje, de fútbol, talleres de gestión cultural, de cestería. Tenemos la única bibliolancha del país, con la que recorremos todos los arroyos llevando libros. Contamos con el apoyo de la UTN y de la embajada de Suiza”, relata Guillermina Weil, presidenta de la Sociedad de Fomento Vecinal Arroyo Felicaria y directora de la biblioteca.

En 2007, la institución adquirió la inspiradora lancha bautizada como “Genoveva” con la cual se recorren grandes distancias de ríos del Delta del Paraná y Río de La Plata acercando el programa “Poesía en la Escuela”, talleres de escritura y lectura,  obras de teatro y  también llevando libros a distintos eventos.

Desde su fundación, ya lleva movidos más de un millón de libros de un lado al otro de las islas, y ninguno llegó mojado a las manos de un niño.

 

La biblioteca tiene un fuerte arraigo y sentido de pertenencia con el delta del Tigre y contribuye a diario en la construcción de la identidad isleña. Actualmente, entre las actividades que se realizan en la Escuela de Artes y Oficios y talleres de mecánica náutica (UTN) que allí funcionan, se encuentran cursos de cestería botánica, construcción en caña, informática. También una escuela de canotaje, yoga,  fútbol infantil y teatro. Desde el 2015 funciona el programa “Libros para viajar”, con cajas de libros ubicadas en las lanchas de transporte escolar que recorren las aguas para alcanzar a los niños y jóvenes a las pocas escuelas que existen en la zona.

“De todos los programas, el que más camina es ‘Libros para viajar’, que empezamos en 2015 en las lanchas escolares. Armamos cajas de plástico gigantes que tienen 30 libros cada una, y las repartimos y rotamos en todas las lanchas que recorren las escuelas. Hay desde literatura infantil, juvenil, poesía, revistas como Rolling Stone o Todo es Historia, hasta libros de Poe, Cortázar, Devetach, literatura isleña y muchos libros de oficios, porque en todas esas lanchas que recorren las escuelas también viajan los papás”, dice Marisa Negri, secretaria de la Biblioteca Popular.

En ese extenso terreno de 600 metros de frente, la Sociedad de Fomento Vecinal Arroyo Felicaria hoy lleva adelante una serie de proyectos y sueños que parecen imposibles para esa pequeña casita azul en la que comenzaron a trabajar hace ya tantos años.

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