Escuelas que terminan con el desperdicio de alimentos

El patrón de consumo en Francia, por ejemplo, se volcó hacia el desperdicio de alimentos. En 2018, un estudio alarmó sobre el hecho de que 10 millones de toneladas de alimentos consumibles terminaban cada año en la basura, y ¡sólo en Francia! Esto ocurrió en todas las instituciones, incluida la universidad. Y en un momento en que los recursos son cada vez más limitados, el tema cotidiano representa un lugar donde se puede avanzar.

¿Qué mejor que el reciclaje de residuos de alimentos y la creación de una huerta para introducir a los más jóvenes en el tema del respeto por el medio ambiente? El Colegio Fontaine de Monjous ha puesto en marcha estas iniciativas para reducir el desperdicio, y suministrar alimentos y frutas en las escuelas.

El gallinero diseñado e instalado por la tercera clase, forma parte del curso de Tecnología. Así que 80 estudiantes trabajaron en este proyecto, siguiendo un conjunto de especificaciones previamente establecidas. Estas instalaciones tienen un costo: se necesitan 140 € de materiales para construir el hábitat de las gallinas, más 456 € para todas las cercas.

Las 7 gallinas del colegio que están felices de terminar las comidas de los estudiantes, a razón de 3 kg por día, son alimentadas y supervisadas por ellos, cuya misión es darles los restos y el agua, como explica uno de los jóvenes:

“Les damos todo lo que es vegetal, que no tiene salsa, pero no carne porque atrae a las ratas”.

Las gallinas ponen huevos que son recogidos y fechados por los niños. Según uno de los jóvenes, los estudiantes de la escuela intermedia deben entregar los huevos al personal del colegio y conocer las reglas:

“No tenemos derecho a comerlos sin permiso porque existe el riesgo de que se presente la salmonela”.

El club de permacultura, administrado por el equipo de la institución, ofrece un huerto durante el recreo y el almuerzo. La permacultura tiene como objetivo crear un ecosistema mediante la reproducción del funcionamiento de la naturaleza. Es una forma más respetuosa de producir alimentos.

Este huerto cubre aproximadamente 200 metros cuadrados y consta de varias áreas de cultivo, cada una de las cuales mide 80 centímetros de ancho por 5 metros de largo. La tierra se mezcla con los residuos verdes del Ayuntamiento de Gradignan, el estiércol de caballo descompuesto del Horse-club de Bordeaux, ¡pero también los residuos de alimentos escolares no consumidos por las gallinas! De hecho, el desperdicio de comida que las gallinas no comen termina en compost.

Este espacio también es lúdico para los alumnos: permite hacer accesible a todos la tierra y la naturaleza. También es una forma de interesarlos en el consumo de alimentos, para ofrecerles una dieta saludable y variada, que tenga en cuenta el entorno como lo indica Caroline Fredj, educadora escolar:

“Para darles el gusto por las verduras a todos estos niños, tal vez sea mejor mostrarles directamente que podemos obtenerlos nosotros mismos, que es bastante simple y que la Tierra nos lo da todo”.

La masa total de residuos ya ha disminuido en un 40% en comparación con el principio, cuando no había gallinero ni compostador. Este es un buen registro para los diferentes miembros del proyecto, un equipo compuesto por cien estudiantes, tres maestros, el documentalista, el director, el asistente principal y los empleados del colegio.

En cuanto a los estudiantes, se convierten en eco-ciudadanos más responsables, gracias al reciclaje, la huerta y el gallinero al poner en práctica los conocimientos adquiridos durante el curso de Tecnología. ¡De la teoría a la práctica, encontraron el camino correcto!

Otros proyectos del colegio:

Recuperación y almacenamiento de agua de las canaletas
Instalación de paneles fotovoltaicos; y/o pequeños aerogeneradores; y/o pequeñas turbinas generadoras
Instalación de una colmena en el techo del refectorio
Vegetación del techo y/o ciertas fachadas

Fuente: france3-regions.francetvinfo.fr