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Cada prenda ayuda a resolver problemas en lugar de crearlos. Salarios justos para hacer diseños originales con material local y de fuentes sustentables.

La diseñadora de moda Verónica D’Souza cree que la dignidad, no la caridad, es la manera de sacar a la gente de la pobreza. Es por eso que fundó “Carcel”, un emprendimiento que no está configurado como una obra de caridad, sino como un negocio social.

Esta marca de moda con sede en Copenhague, tiene como objetivo “romper la espiral de la pobreza” mediante la contratación de mujeres en prisiones para hacer su ropa.

Su primera colección está compuesta por una gama de prendas de vestir simples pero a la vez chic, confeccionadas con lana peruana de alpaca y completamente realizadas por mujeres recluidas en la cárcel de Cusco, en los Andes Peruanos. Un lugar en el que los materiales de la más alta calidad se juntan con las más altas tasas de encarcelamiento femenino.

El número de mujeres en prisión en el Perú se ha duplicado en los últimos 15 años por cometer crímenes relacionados con la pobreza.

El Perú tiene una larga tradición en prendas de punto y de alpaca. “Carcel” explica que su marca pone en valor  la experiencia fantástica de estas mujeres y a la vez transforma el tiempo, de otro modo perdido, en realizar habilidades y trabajos remunerados para que las mujeres en prisión puedan mantenerse a sí mismas y a sus hijos.

Esto significa que pueden cubrir sus costos básicos de vida, enviar a sus hijos a la escuela y ahorrar para un recomienzo libre de crímenes.

En el proceso de manufacturación no se utilizan productos químicos para procesar el material y se necesita muy poca agua y tintura, ya que es una fibra natural y completamente biodegradable.

Los fondos que “Carcel” recibe de los clientes se dividen en tres áreas: inversión de impacto social, costos unitarios de producción y desarrollo de negocios.

“Carcel” tiene una asociación oficial con el Sistema Nacional de Prisiones en Perú, y dentro de cada producto, encontrarás el nombre de las mujeres que lo hicieron.

Su primera colección es un éxito y ahora planean hacer ropa de seda 100% orgánica, fabricada en prisiones de la India.

En “Carcel” sostienen que cuantos más clientes tengan, más mujeres en prisión podrán emplear.

“Imaginamos un nuevo mundo de la moda, donde cada prenda de ropa ayude a resolver un problema, en lugar de crear uno”

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