⚓ Descubren un mundo perdido de naufragios ¡como nunca antes se había visto!
Un grupo de arqueólogos encontró más de 40 embarcaciones en el mar Negro, algunas de más de mil años de antigüedad, que revelarán información inédita sobre imperios y rutas comerciales del pasado.
El barco medieval yacía a más de 800 metros al fondo del mar Negro, con mástiles, vigas y armazones que permanecieron imperturbables en la oscuridad durante siete u ocho siglos. La ausencia de oxígeno en las profundidades heladas había ahuyentado a las criaturas que suelen hacerse un festín con la madera sumergida.
Recientemente, un equipo de exploradores envió un robot que iluminó los restos con luces brillantes y tomó miles de fotos en alta resolución. Después, por medio de una computadora, combinaron las imágenes para crear un retrato detallado de los hallazgos.
Los arqueólogos aseguran que el descubrimiento es del siglo XIII o XIV, con lo cual se abre una nueva ventana de conocimiento sobre los precursores de los navíos que descubrieron el Nuevo Mundo, entre ellos los de Cristóbal Colón. Esta embarcación medieval probablemente sirvió al imperio veneciano, el cual tenía puestos de vanguardia en el mar Negro.
“Desde el punto de vista arqueológico, nunca se había visto nada parecido. No podía creer lo que estábamos viendo”, dijo Rodrigo Pacheco Ruiz, un miembro de la expedición.
Este hallazgo, es uno de más de 40 naufragios que el equipo internacional descubrió y fotografió recientemente en las costas de Bulgaria, en lo que ha sido uno de los más grandes logros para la arqueología.
En cuanto a la época, la edad de los navíos abarca un milenio, desde el Imperio bizantino al otomano, del siglo IX al XIX. Jon Adams, el líder del proyecto Mar Negro y director fundador del Centro de Arqueología Marina de la Universidad de Southampton, señaló que las embarcaciones se preservaron de manera asombrosa. Por lo general, están en tan buen estado que las imágenes revelan que tienen rollos de cuerda intactos, timones y acabados que fueron tallados minuciosamente.
Por su parte Kroum Batchvarov, un miembro del equipo que viene de la Universidad de Connecticut, dijo que los descubrimientos recientes sobrepasaron por mucho las expectativas más descabelladas. En los anales de la arqueología en aguas profundas hay pocas expediciones, si es que hubiera alguna, en las cuales los naufragios hayan sido tan abundantes, diversos y hayan estado tan bien conservados.
Durante muchos años, el mar Negro fue una vía navegable activa que sirvió a los Balcanes, las estepas euroasiáticas, al Cáucaso, a Asia menor, a Mesopotamia y Grecia. Entre los bienes que se comerciaban en el mar Negro había granos, pieles, caballos, aceites, telas, vino y personas. Los tártaros convirtieron a cristianos en esclavos que enviaron a lugares como El Cairo. Para los europeos, el mar brindaba acceso al tramo norte de la Ruta de la Seda y permitía la importación de seda, satén, almizcle, perfumes, especias y joyas.
Marco Polo supuestamente visitó el mar Negro y las colonias mercantiles italianas se desperdigaban por sus costas. Las ganancias eran tan grandes que, en los siglos XIII y XIV, Venecia y Génova se enfrentaron en una serie de guerras por el control de las rutas comerciales, entre ellas las del mar Negro.
Brendan Foley, un arqueólogo del Instituto Oceanográfico de Woods Hole en Cape Cod, Massachusetts, señaló que el buen estado de los naufragios sugería que muchos objetos al interior de sus cascos podrían estar intactos.
“Podría haber libros, pergaminos, documentos escritos. Quién sabe cuánto de estos artículos se transportaba. Pero ahora tenemos la posibilidad de averiguarlo. Es increíble”, aseguró Brendan.
Foley, quien ha explorado varios de los naufragios en el mar Negro, señaló que en toda la extensión del mar existen sin duda decenas de miles de barcos perdidos. Desde hace mucho atraía la atención de los arqueólogos porque sabían que sus aguas profundas no tenían oxígeno, una rareza en las grandes masas de agua.
Los grandes ríos de Europa occidental, el Don, el Danubio y el Dniéper, llevan tanta agua dulce al mar que se forma una capa permanente sobre el agua salada del Mediterráneo, que es más densa. Como resultado, el oxígeno de la atmósfera que se mezcla de inmediato con el agua dulce nunca penetra las profundidades más oscuras.
En 2002, Robert Ballard, un explorador del Titanic, guio una expedición en el mar Negro en la cual se halló un naufragio de 2400 años cargado de vasijas de arcilla de la antigüedad. En una de estas había restos de un gran pez que había sido secado y cortado en filetes, una comida popular de la Grecia antigua.
A pesar de que el nombre oficial del equipo es “Proyecto de Arqueología Marítima del Mar Negro”, también buscan reunir evidencias para encontrar pistas de cómo las aguas crecientes del mar cubrieron superficies de tierra y asentamientos humanos.
La iniciativa comenzó el año pasado con el estudio preliminar que realizó un gran barco griego. Este año, el navío principal fue el Stril Explorer, una embarcación de bandera británica que cuenta con un helipuerto y suele utilizar la industria petrolera del litoral para dar mantenimiento a sus tuberías y estructuras submarinas. Los arqueólogos a bordo, en cambio, enviaron sus robots sofisticados para buscar naufragios antiguos e historia perdida.
Pacheco Ruiz dijo que el navío pertenecía al Imperio otomano, cuya capital fue Constantinopla (hoy Estambul), y que lo más probable es que se hubiera hundido entre los siglos XVII y XIX. Comentó que el equipo lo llamó “Flor del Mar Negro”, porque la cubierta tenía figuras talladas ornamentalmente, entre ellas dos postes grandes con forma de pétalos en su parte más alta.
Batchvarov dijo que el naufragio medieval que hallaron a más de 800 metros de profundidad era parte de un tipo de embarcación que se conocía por varios nombres, entre ellos “cocha” y “barco redondo”. El último nombre surgió porque su contorno amplio permitía llevar más carga y pasajeros que un buque de guerra.
Adams señaló que las imágenes a color de los barcos hundidos son “modelos digitales” y provenían de un proceso conocido como “fotogrametría”. Este combina la fotografía con minuciosas mediciones de distancias entre objetos, con lo cual una computadora puede transformar imágenes planas en representaciones que parecen tridimensionales.
El equipo no se ha pronunciado demasiado en público acerca de si planea excavar las embarcaciones: es un asunto que ha producido choques entre países, académicos y cazadores de tesoros desde hace mucho tiempo. Bulgaria firmó la Convención de las Naciones Unidas de 2001 que prohíbe el intercambio comercial del patrimonio cultural submarino y dispone lineamientos para situaciones como la recuperación de artefactos o la exhibición pública.
Adams opinó que, para él, un estudioso de la construcción naval europea, el plato fuerte fue el barco redondo medieval. Dijo que evocaba a Marco Polo y a ciudades-Estado como Venecia. Agregó que la embarcación incorporaba una mayor cantidad de innovaciones que las de sus predecesoras y allanó el camino para las mejorías a futuro.
“No exagero al decir que la Europa medieval se modernizó con la ayuda de barcos como este”, señaló.