🏚 ¡Ciudades fantasma! 15 lugares alrededor del mundo que fueron abandonados
Epecuén, Argentina.
Villa Epecuén fue una ciudad turística ubicada en la provincia de Buenos Aires creada en el año 1920 y que llegó a recibir más de 25.000 turistas provenientes de la capital de Argentina, quienes se hospedaban en hoteles, pensiones y hospedajes.
Su mayor atractivo era el lago, porque tiene 10 veces más sal que el océano, lo que permite que los cuerpos floten de manera inusual, como sucede en el Mar Muerto. Una colosal tormenta, seguida por temporadas especialmente lluviosas, hizo que el lago se desbordara en noviembre de 1985. El agua superó el muro de contención e inundó las calles del pueblo. Las personas huyeron con las pocas pertenencias que pudieron salvar, y en pocos días sus casas quedaron sumergidas bajo casi 10 metros de agua salada.
Sus 1.500 habitantes quedaron a la espera de que la inundación bajara, pero no lo hizo. Las aguas se adueñaron del lugar y así permaneció sumergido durante 20 años, como una verdadera “Atlántida” en medio de la Pampa Húmeda. Pero ahora, debido a grandes sequías, sus ruinas devastadas empiezan a asomar por entre los pantanos y este pueblo fantasma de la provincia de Buenos Aires ve la luz del sol por primera vez en mucho tiempo.
Centralia, Estados Unidos.
Una auténtica ciudad fantasma situada en Pensilvania que lleva ardiendo desde 1962. Debido a un accidente y la imposibilidad de extinguir el fuego en el momento acabó con gran parte de la localidad. Hace muchos años Centralia era un importante pueblo minero, pero debido a que la calidad y la cantidad de las extracciones iba decreciendo, el cierre era algo que se preveía por los habitantes. En aquel entonces, este lugar tenía más de 2.000 habitantes que llevaban una vida próspera.
Pero esta prosperidad se debilitó cuando un día en la primavera de 1962 unos operarios decidieron limpiar los vertederos, sin percatarse lo peligroso que era por la cercanía de la mina. Por causas que aún no son claras, el fuego pasó a las galerías de la mina, provocando un gran incendio, que hoy en día, más de medio siglo después, se mantiene activo. Y es que apagarlo supondría un coste elevado para el estado.
Se calcula que el incendio bajo tierra creció a razón de 150 metros anuales, sin embargo la apertura de los pozos para aliviar la presión del suelo y los gases no eran suficientes. Estos grandes depósitos de gases estaban a altas temperaturas (80ºC aproximadamente) es decir, el riesgo de explosión era real y constante, incluso se abrían las calles de las carreteras y los jardines, casas, entre otros. Demasiado peligro para los habitantes que finalmente decidieron abandonar esta ciudad por completo. Para entonces habían pasado casi 20 años desde el accidente.
Chaiten, Chile.
Fue fundada en 1933 por el presidente Palma, quien quería poblar esta zona del sur de Chile. En los años 2000 se convirtió en una de las comunas con más alto índice de desarrollo humano de la región. El año 2002, su población llegó a los 4.625 habitantes.
El 2 de mayo de 2008 hizo erupción el Volcán Chaitén cubriendo el cielo con una enorme nube de cenizas que se extendió desde Puerto Montt a diversas localidades de Argentina (incluso a Buenos Aires y luego a Santiago de Chile). La Armada de Chile y el Ejército de Chile coordinaron de inmediato, desde las primeras horas, un operativo de evacuación. Algunas personas se rehusaron a abandonar la localidad pese a que el gobierno estableció una zona de evacuación con un radio de 50 km desde el cráter del volcán, previendo el colapso de la columna de humo y la caída de flujo piroclástico.
El 7 de mayo se presentó un recurso de protección que permitiera usar la fuerza para evacuar a los pobladores que seguían en la ciudad, hasta que el 8 de mayo una fuerte erupción hizo que la ciudad quedara totalmente desocupada, convirtiéndola en un pueblo fantasma.
Viejo San Juan Parangaricutiro, Mexico.
San Juan Parangaricutiro fue una población del estado de Michoacán en la República Mexicana que ya está desaparecida y que quedó sepultada bajo la lava tras la erupción del volcán Paricutín en 1943. Sus habitantes, quienes sobrevivieron en su totalidad a este desastre natural, tuvieron que abandonar el área afectada por el volcán realizando un éxodo.
Reconstruyeron el poblado en la hacienda Los Conejos y conformaron nuevamente el municipio que hoy en día es conocido como Nuevo San Juan Parangaricutiro.
Humberstone, Chile.
Al norte del país, precisamente en la Región de Tarapacá, están ubicadas las oficinas salitreras de Humberstone que hoy se encuentran totalmente abandonadas. A fines del siglo XIX y principios del XX, Humberstone se convirtió en una de las empresas salitreras más importantes del mundo, llegando a albergar a más de 3.500 habitantes, dentro de los cuales se encontraban los trabajadores del salitre con sus familiares.
El pueblo de Humberstone, llamado así en honor al químico salitrero inglés, James Humberstone, cerró sus puertas en el año 1960, obligando a todos sus ciudadanos a abandonar el lugar.
Plymouth, Montserrat.
En 1997, un volcán derramó 30 metros de ceniza, lodo y rocas sobre Plymouth, que fuera la capital de la isla de Montserrat, territorio británico de ultramar ubicado en las Antillas Menores, causando 19 muertos. El número de fallecidos fue relativamente bajo debido a que dos años antes se produjo otra erupción más pequeña. Tras la primera explosión la ciudad, que era sede del gobierno y centro comercial de la isla, se evacuó a una zona de exclusión establecida por el gobierno.
El área fue considerada como inhabitable, y dos tercios de la población de la pequeña isla emigraron al extranjero. Hoy en día la ciudad es considerada la “Pompeya” del Caribe. Los antiguos residentes siguen sin poder regresar a debido a la continua actividad volcánica.
Bodie, Estados Unidos.
La historia de la ciudad californiana de Bodie está ligada a las minas de oro y a la madera. Esta típica población del oeste de los Estados Unidos bien pudiera ser una de las que tantas veces han sido retratadas en las películas de vaqueros. A finales del año 1870 el pueblo dedicado a explotar las minas de oro alcanzó su apogeo con una población de 10.000 habitantes. Junto al crecimiento de su población se instalaron hasta 65 “saloons”, el bar típico del oeste de los Estados Unidos en el siglo XIX, restaurantes, iglesias, bancos y una escuela.
El declive de Bodie empezó en 1882 con la bancarrota de las compañías mineras provocando que la población empezara a emigrar. Dos graves incendios unidos a la Gran Depresión terminaron con la historia de esta localidad. Bodie pasó a convertirse en una “ciudad fantasma”.
La decadencia comenzó a fines del siglo XIX, y en 1910 sólo quedaban 698 personas. Hoy hay más de 150 edificios bien conservados e incluso reconstruidos, que cada año reciben a unos 200 mil visitantes. En 1962 el lugar fue convertido en Parque Histórico del Estado.
Hashima, Japón.
Era una más de las más de 500 islas frente a las costa de Nagasaki, sur de Japón. Pero a comienzos del siglo XIX se encontró una gran veta de carbón, y gracias a la empresa Mitsubishi, el pequeño y rocoso arrecife se convirtió rápidamente en un complejo industrial con ciudad incluida.
El fervor duró casi 90 años. Incluso se le ganó terreno al mar y se protegió a la isla de los tifones con un alto muro de hormigón. En la mina llegó a haber casi 6.000 trabajadores, muchos de los cuales vivían con sus familias, por lo que la densidad de población llegó a 3.460 habitantes por km2. Teatros, escuelas, cines, tiendas, restaurantes, peluquerías, salones de té, gimnasios, templos, de todo queda sólo la carcasa, porque la mina cerró en 1974.
Hoy en día, un ambiente post-apocalíptico baña la isla abandonada y sus edificios en ruinas y las calles vacías y en un silencio espeluznante ofrece un escalofriante aspecto. En 2009 la isla se abrió a los turistas, por lo que ahora puede hacer un viaje y explorar sus calles, cines, torres de apartamentos y tiendas abandonadas.
Belchite, España.
Se trata de un pueblo cercano a Zaragoza que fue una joya arquitectónica con capillas, palacios renacentistas, iglesias y dos monasterios hasta que fue bombardeada durante la Guerra Civil dejando un balance de más de 6.000 muertos en quince días. Quien pasea entre sus ruinas puede imaginar el horror vivido.
Belchite nunca fue reconstruida. Tras finalizar la guerra Francisco Franco decidió crear un pueblo nuevo al lado, conocido como Belchite nuevo, dejando intactas las ruinas del anterior como testimonio y recuerdo de la contienda. El conjunto, hoy en día abandonado y en parte cerrado al paso de personas, se conoce como Pueblo Viejo de Belchite.
Okuma, Japón.
El viernes 11 de marzo de 2011 un tsunami causado por un terremoto frente a las costas de Japón provocó un devastador colapso en la planta de energía nuclear de Fukushima. El terremoto de magnitud 9,0 que creó olas de maremoto de hasta 40,5 metros ocurrió a las 14:46 hora local.
Actualmente los niveles de radiación que aún impregnan la zona hacen que sea imposible que los residentes regresen a ocho pueblos cercanos, como Okuma, cuya población era de 11.500 personas. Después del desastre, algunos vecinos burlaron los retenes y patrullas de policía que impiden el acceso para recuperar sus pertenencias, pero la ciudad sigue estando prácticamente congelada desde el fatídico día.
En las escuelas, los útiles de los estudiantes quedaron como si fueran a regresar mañana; las casas todavía están llenas de pertenencias de sus residentes; y las calles están vacías de coches, todo ello nos da una idea de lo apresurada que fue la evacuación. Las tareas de descontaminación continúan y los antiguos residentes esperan regresar pronto, pero pueden pasar años hasta que sea posible.
Pripiat, Ucrania.
Fue fundada el 4 de febrero de 1970 para dar hogar a los trabajadores de la Central Nuclear de Chernobil que llegaron atraídos por su estratégica posición geográfica en un clima relativamente templado y un suelo muy fértil, cerca de una estación de tren, una autopista y, por supuesto, el río que daba nombre a la ciudad. Sus amplias avenidas, sus edificios, museos, colegios, parques, cines o restaurantes daban vida a una ciudad que no imaginaba su trágico final.
El 26 de abril de 1986, se produjo el sobrecalentamiento y explosión del reactor número 4 de la Central Nuclear de Chernobil, el cual emitió 500 veces más radiación que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima en 1945.
La ciudad se vio afectada por gran cantidad de radiación pero los 50 mil habitantes de la ciudad fueron los últimos en enterarse del problema, y el domingo 27 de abril de 1986 les dijeron que serían evacuados por tres días, pero jamás volvieron. El traslado se realizó en 2.700 autobuses, 15 barcos, dos trenes y 300 camiones, más los casi 9.000 que fueron en sus vehículos particulares.
Fordlandia, Amazonas, Brasil.
Fordlandia fue creada por el magnate estadounidense y fundador de la marca de autos Ford, a principios de los años ’30, con el propósito de establecer más de 20.000 hectáreas de cultivos de plantas de caucho, cuya producción estaría destinada a la demanda de caucho de su misma empresa rompiendo con el monopolio británico y holandés.
Resultó que los habitantes de Fordlandia no supieron cómo cultivar el caucho y tuvieron que abandonar el lugar, lo que significó para Henry Ford una pérdida multi-millonaria y paradójicamente nunca quiso viajar a conocer la ciudad.
Varosha, Chipre.
Desde hace 40 años, altas rejas impiden el paso al que una vez fue el principal centro de veraneo de Chipre, con bellas playas de arena sobre el mar Mediterráneo. Desde fines de los 60, esta playa de la ciudad de Famagusta se convirtió en uno de los destinos de verano más famosos del mundo, recibía a celebridades como Elizabeth Taylor, Richard Burton o Brigitte Bardot, y sus grandes hoteles y edificios de departamentos estaban siempre a pleno.
Pero luego fue víctima de uno de los capítulos más increíbles de la disputa por Chipre entre Grecia y Turquía: en agosto de 1974 todo el norte de Chipre, Varosha incluida, fue ocupado por tropas turcas, y más de 45.000 greco-chipriotas huyeron. Hasta hoy, sólo personal autorizado puede traspasar las defensas, y la ciudad se derrumba inevitablemente.
Kolmanscop, Namibia.
Una historia ligada a la fiebre minera, aunque con condimentos propios, en el sur de Namibia, sudoeste de Africa. Allí los alemanes descubrieron un gran yacimiento de diamantes y construyeron una ciudad de estilo alemán, con salón de baile, teatro y el primer sistema de tranvías del continente.
Con el fin de la fiebre de los diamantes, en la década del ’50, las casas fueron abandonadas y devoradas por las arenas del desierto. Los tours para visitarla parten de la cercana ciudad de Lüderitz.
Oradour-sur-Glane, Francia.
La apacible localidad rural francesa de Oradour-sur-Glane en la región de Limousin quedó marcada para siempre un 10 de junio de 1944 convirtiéndose en un símbolo de los crímenes de guerra cometidos en Francia durante la ocupación nazi y el régimen colaboracionista de Vichy, en la Segunda Guerra Mundial.
Tal día de 1944 las SS alemanas atacaban a una población civil indefensa mientras tenía lugar la Batalla de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Aquel día fueron asesinadas 642 personas. La población que consiguió huir vio destruida la mayor parte de sus edificios e infraestructuras tras su pillaje e incendio, quedando la ciudad completamente en ruinas.
Al final de la guerra, las ruinas de la población fueron mantenidas en su estado por orden del gobierno francés de Charles de Gaulle, como testimonio de este crimen y símbolo de los sufrimientos causados por la ocupación nazi.