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Accesible sólo para buceadores y para la vida marina, el Museo Atlántico que cuenta con más de 300 esculturas del artista internacional Jason deCaires Taylor, se encuentra en las profundidades de la isla española de Lanzarote.

Sumergido a profundidades entre 12 y 15 metros sobre el fondo marino de la bahía de Las Coloradas, las enigmáticas figuras humanas ayudarán a formar parte de un arrecife artificial, actuando como hogar de especies locales.

El artista lleva trabajando en el proyecto del nuevo museo desde hace dos años, esculpiendo con un tipo especial de cemento que conservará las figuras durante 300 años en las mismas poses cotidianas, ya sea mirando el teléfono móvil, arrastrando una maleta o vagando sin rumbo fijo por la peana en la que se sujetan.

En esta primera tanda de estatuas, llamada El Rubicón,  todas las figuras se dirigen hacia el mismo destino, el umbral de una puerta que conecta el Atlántico con la superficie del museo.

Las imágenes nos invitan a reflexionar: ya sea la estructura de un barco para concientizarnos sobre la crisis migratoria sufrida día a día en las costas de Lampedusa, en Italia; o una pareja haciéndose un selfie que llama la atención sobre el uso que le damos a la tecnología en esta cambiante sociedad.

Lanzarote se une a la innovación de los museos bajo el agua, que decoran los mares de todo el mundo. En Egipto podemos visitar la ciudad sumergida de Cleopatra, llena de tesoros de la mejor época del imperio del Nilo.

DeCaires, el autor de las esculturas de Lanzarote, también tiene figuras marinas en el fondo del Caribe mexicano, y en la isla de Granada, un pequeño país en las Antillas Menores.

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