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Se trata de un área equivalente en tamaño a Francia, Chile, Turquía o Afganistán, ubicada frente a Japón y los Estados Unidos que gira lentamente. Una monstruosa cantidad de basura en una rotación interminable conocida como el “Continente de basura” o “Vórtice de basura”.

La realidad es que se trata de una dantesca colección de desechos generados por el hombre que son arrastrados por las corrientes hacia el Océano Pacífico Norte.

No somos conscientes de cuánta basura hemos acumulado a lo largo de nuestra vida. En nuestro mundo moderno, los desechos ambientales alcanzan niveles incontrolables. Sorprendentemente, no todas la basura termina en las plantas de tratamiento, las instalaciones de reciclaje y los rellenos sanitarios. Muchos no se dan cuenta de que el vertedero más grande de la Tierra está situado en medio del Océano Pacífico Norte.

Esta gigantezca masa de basura abarca las aguas desde la costa oeste de América del Norte hasta Japón. El enorme parche está compuesto por la isla oeste, ubicada cerca de Japón, y la isla este, localizada entre  Hawai y California. Estas áreas de restos están unidas entre sí por la Zona de Convergencia Subtropical del Pacífico Norte.

El área en el centro de toda corriente tiende a ser muy tranquila. El movimiento circular atrae los desechos hacia este centro estable, donde quedan atrapados y giran eternamente.

Las imágenes de satélite muestran una acumulación gigante de basura en la que los microplásticos del “Continente de basura” hacen que el agua parezca una sopa turbia. Esta sopa se entremezcla con artículos más grandes, tales como redes de pesca y millares de otros artículos mientras que el resto, y aproximadamente el 70% de estos desechos marinos se hunde al fondo del océano.

Los oceanógrafos y los climatólogos predijeron la existencia de esta monstruosa acumulación, pero fue un capitán de barcos de regatas llamado Charles Moore, quien en realidad descubrió este descomunal vórtice de basura.

Moore estaba navegando de Hawaii a California después de competir en una regata de yachting. Fue durante la travesía, mientras atravesaban la Corriente Subtropical del Pacífico Norte que súbitamente Moore y su tripulación notaron millones de piezas de plástico rodeando su nave.

Alrededor del 80% de los desechos provienen de actividades terrestres de Norteamérica y Asia. La basura de la costa de Norteamérica tarda aproximadamente seis años en llegar al “Continente” mientras que a la basura de Japón y otros países asiáticos le toma solamente un año.

El 20% restante de los desechos proviene de navegantes, plataformas petrolíferas mar adentro y grandes buques de carga que vierten o pierden basura directamente en el agua.

La mayor parte de esta basura proviene de bolsas y botellas de plástico, tapitas de botellas, y vasos de espuma de poliestireno.

Los desechos pueden ser muy dañinos para la vida marina. Las tortugas a menudo confunden las bolsas de plástico con las medusas, su comida favorita. Los albatros perciben a los pelotas de plástico como huevos de peces y con eso alimentan a sus polluelos, que mueren de hambre o con sus órganos rotos.

Los focas y otros mamíferos marinos están especialmente en peligro. Pueden atascarse en redes de pesca plásticas abandonadas, que se descartan con frecuencia debido a su bajo costo. Muy a menudo se ahogan en estas redes olvidadas, un fenómeno conocido como “pesca fantasma”.

A medida que los plásticos se descomponen a través de la acción del sol, liberan colorantes y productos químicos que pueden entrar en la cadena alimenticia cuando son consumidos por la vida marina y las personas.

La triste realidad es que debido a que el “Continente de basura” está tan lejos de la costa de cualquier país, ninguna nación asume la responsabilidad o proporciona la financiación para limpiarla. Sin embargo, muchas personas y organizaciones internacionales se dedican a concientizar para evitar, al menos, que el parche crezca. Así lo hizo la Fundación Surfrider, con su campaña que impone la imagen de un roll de sushi que reemplaza las algas y el pescado por plástico.

“Lo que va al océano, vuelve a ti” – Recientes estudios estiman que el los peces en la Costa Oeste ingieren más de 12.000 toneladas de plástico.

Charles Moore, quien descubrió el parche en 1997, continúa aumentando la conciencia a través de su propia organización ambiental, la Fundación de Investigación Marina Algalita. Durante una expedición de 2014, Moore y su equipo utilizaron aviones teledirigidos, para evaluar desde arriba la extensión del basurero. Los drones determinaron que hay 100 veces más plástico por peso que el previamente medido.

Todo el plástico flotante del “Continente de basura” inspiró a David de Rothschild, explorador emergente de National Geographic y a su equipo de Adventure Ecology, a crear un catamarán hecho de botellas de plástico: el Plastiki.

La robustez del Plastiki mostró la fuerza y ​​durabilidad de los plásticos, las formas creativas en las que pueden ser reutilizados y la amenaza que representan para el medio ambiente cuando no se descomponen. En 2010, la tripulación navegó con éxito el Plastiki desde San Francisco, California, hasta Sydney, Australia.

Los científicos y exploradores están de acuerdo en que limitar o eliminar nuestro uso de plásticos desechables y aumentar la utilización de recursos biodegradables será la mejor manera de limpiar este desastre.

Tú eliges qué clase de huella quieres dejar en este mundo…

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