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La próxima vez que alguien diga que estás viviendo en una burbuja, recuerda que todos estamos dentro de ella. Un par de sondas espaciales de la NASA han detectado una burbuja artificial alrededor de la Tierra que se forma cuando las comunicaciones de radio desde la superficie interactúan con partículas de radiación de alta energía en el espacio, anunció la agencia la semana pasada. La burbuja forma una barrera protectora alrededor de la Tierra, protegiendo al planeta del potencial daño producido por fenómenos del espacio, como llamaradas, explosiones y otros reacciones solares.

La Tierra ya tiene su propia burbuja protectora, una magnetosfera estirada por poderosos vientos solares. La burbuja artificial que la NASA encontró es un accidente, un resultado no deseado de la interacción entre la tecnología humana y la naturaleza. Cuando los seres humanos quieren comunicarse con submarinos cerca de la superficie del océano, utilizan un tipo de comunicación de radio conocida como ondas de muy baja frecuencia, o VLF, transmitidas desde estaciones en el suelo.

Algunas de las ondas pueden estirarse hasta la atmósfera terrestre y más allá, donde afectan el movimiento de las partículas de radiación rebotando en la región. A veces, la interacción entre la frecuencia VLF y estas partículas crea una barrera que puede ser vista por las naves espaciales que orbitan el planeta.

El descubrimiento de la burbuja viene de una misión robótica lanzada en 2012 para estudiar los cinturones de radiación de Van Allen, dos anillos de partículas cargadas que rodean a la Tierra, mantenidas en su lugar por el campo magnético del planeta.

Los científicos dicen que el filo del borde exterior de la burbuja artificial se alinea casi exactamente con el borde interno de los cinturones de Van Allen, lo que sugiere que las ondas VLF pueden empujar las partículas de radiación de distancia. Según los datos de los satélites, el borde interior de los cinturones está mucho más lejos de la Tierra ahora que en los años ’60, cuando los seres humanos enviaron menos transmisiones de VLF. Los científicos sospechan que si el VLF no estuviera alrededor, los cinturones de radiación estarían más cerca de la Tierra.

Los investigadores creen que la burbuja podría ayudar a proteger la Tierra de las tormentas solares, que liberan enormes cantidades de energía, o expulsiones de masa coronal que descargan material caliente llamado plasma. Ambos eventos envían partículas de radiación a la atmósfera de la Tierra, lo que podría interrumpir las ondas de radio y sobrecargar las redes eléctricas.

La burbuja también extiende el alcance de la influencia humana en este pequeño punto del universo. La tecnología ha dejado en muy poco tiempo una marca en el paisaje de la Tierra de innumerables maneras, desviando ríos enteros, arrasando bosques para tierras de cultivo y bombeando suficientes gases a la atmósfera para alterar el clima global.

A principios de los años sesenta, los militares estadounidenses trataron de construir una burbuja artificial propia, y lanzaron miles de millones de cables de cobre finos en la órbita. Los científicos esperaban que el material se uniera en un anillo alrededor de la Tierra que protegería los sistemas de comunicaciones de los Estados Unidos contra las tormentas solares algo crucial durante la guerra fría contra los soviéticos. Sin embargo no funcionó. La clave, al parecer, es una pequeña ayuda del propio universo.

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