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Una empresa argentina recientemente lanzó desde China el “Milanesat”, su sexto nanosatélite que, equipado con tres cámaras y potentes lentes, orbitará la Tierra como parte de una flota creciente de pequeñas naves creadas para capturar imágenes de todo el mundo y ofrecer servicios comerciales de análisis de datos.

El “Milanesat”, nombre con el que fue bautizado el nuevo nanosatélite en homenaje a la típica comida de los argentinos, la milanesa, (filete fino de carne vacuna, pasado por huevo batido y luego por pan rallado, que se cocina frito) tiene un peso de poco menos de 40 kilos y mide apenas 80 centímetros de alto.

Despegó a bordo de un cohete chino con capacidad de llevar varias toneladas desde la plataforma de lanzamientos espaciales de Jiuquan y que tendrá como carga principal otro satélite más grande, además de “otros tres o cuatros más”.

“Milanesat” lleva a bordo tres cámaras que en términos de megapíxeles no son tan distintas a las de un móvil de alta gama, ya que están en el rango de los 25 a 30 megapixeles. Pero la diferencia principal es el lente: tienen un telescopio que le permiten ver desde sus 500 kilómetros de altura objetos de un metro de tamaño.

Esto es similar a lo que muestra Google Maps fuera de las ciudades, ya que en las partes urbanas las imágenes se toman desde aviones, aunque la diferencia fundamental es la “actualidad” de la imagen.

El nanosatélite está equipado además con computadoras para procesar la información que sale de esas cámaras, sistema de propulsión, otras cámaras que miran a las estrellas para permitirle al satélite orientarse, magnetómetro, ruedas de inercia, antenas y todo lo que corresponde a lo que en la juerga se dice BUS del satélite, lo que hace que funcione.

Una vez en órbita, la pequeña nave diseñada para tener una vida útil de tres años se ubicó a una altura de 500 kilómetros de la Tierra, desde donde tarda 93 minutos en dar la vuelta al mundo, y conformará la “Constelación Aleph” junto con otros dos de diseño similar y ya en órbita, “Fresco” y “Batata” (nombres simpáticos que también hacen referencia a otra clásico postre argentino: el queso y dulce).

“Usamos los satélites para capturar imágenes de todo el mundo y transformar esas imágenes en información para evaluar cosas que están pasando, desde la parte micro de la agricultura para ver como se desarrollan los cultivos, saber si hay una sequía, cómo esta el rinde de un campo o para tener más información sobre el manejo de agua, hasta lo macro, para poder ver todos los cultivos del mundo y, por ejemplo, que está pasando con el trigo o la soja“, explicó el CEO de Satellogic, Emiliano Kargieman

También se puede monitorear oleoductos, como en el caso de empresas de gas que tienen que controlar activos en áreas muy grandes, algo que es muy caro de hacer usando helicópteros o aviones, así como para empresas de infraestructura o pesca, entre otras.

“En líneas generales, lo que nos interesa es cuantificar procesos de lo que pasa en la Tierra desde el espacio, para que nuestros clientes puedan tomar decisiones. Cada satélite forma parte de nuestra propia infraestructura de servicios, no es que cada uno está asignado a un cliente específico”, precisó el CEO.

Con el lanzamiento de “Milanesat”, cuyo nombre fue elegido a través de una campaña abierta al público, la empresa nacida en Argentina sumará su sexto nanosatélite, ya que además de “Fresco” y “Batata”, desde 2013 puso en órbita a “Capitán Beto”, “Manolito” y “Tita”, estos tres a modo de prototipo.

Los planes de Satellogic implicarán que en los próximos años la empresa se constituya en una de las mayores constelaciones de satélites del mundo.

“Hay alrededor de 1.500 satélites activos alrededor de la Tierra. Nosotros tenemos el plan, para 2020, de estar volando unos 300 satélites, lo que la convertiría en una de las mayores constelaciones operadas por una sola compañía. Construir la mayor constelación de satélites, no es un fin en sí mismo, pero sirve para ver una dimensión del proyecto”, señaló Kargieman.

Si bien el ciclo completo de construcción de uno de estos nanosatélites es de entre ocho y diez meses, la empresa tiene hoy día varios ciclos en paralelo. De hecho, van a lanzar dos satélites en agosto. Su ciclo de mejora continua de la tecnología les permite lanzar un satélite cada mes aproximadamente. Lo que es mucho.

El costo de producir una de estas pequeñas naves es de miles de veces menos que los tradicionales, que salen cientos de millones, indicó el hombre que lidera esta pequeña multinacional con sede en Argentina, según lo definió Kargieman, ya que sus 90 empleados están distribuidos entre Buenos Aires, Córdoba, Montevideo, Tel Aviv, Barcelona y San Francisco.

En 2014, con el lanzamiento del Arsat-1, Argentina ingresó a la selecta lista de naciones que cuentan con la tecnología y la inversión necesarias para fabricar y poner satélites en el espacio. La Argentina es el único país en Latinoamérica que cuenta con un satélite de desarrollo propio. En el mundo, sólo siete naciones tienen en órbita un astro tecnológico propio: Estados Unidos, Rusia, Japón, China, Israel, India y Argentina.

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