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Frente a las costas de La Rochelle, al suroeste de Francia, y entre las islas de Aix y Oleron, se alza una imponente estructura que parece surgir del fondo del mar. Es el Fuerte Boyard, que cierra el pequeño estrecho de Antioche entre ambas islas y la linea de costa.

En el lugar donde hoy se alza la fortaleza había un gran banco de arena, que quedaba descubierto con la marea baja. Por eso ya entre 1661 y 1667 Luis XIV consideró la posibilidad de construir allí una estructura que formase una línea de defensa con los fuertes de Enet y La Rade, este último en la isla de Aix, para proteger el arsenal del ejército francés situado en Rochefort.

Tendrían que pasar casi 30 años para que la idea cuajase y se empezasen a planear las obras, bajo la dirección del ingeniero Descombs en 1692. Sin embargo, el presupuesto requerido para la construcción era tan alto que finalmente el monarca desechó el proyecto, aconsejado por el ingeniero militar Vauban, quien le aseguró que sería más barato apoderarse de la Luna con los dientes.

El saqueo de la isla de Aix por los ingleses en 1760, durante la Guerra de los Siete Años, vuelve a poner de manifiesto la necesidad de construir el fuerte, que esta vez se proyecta con forma rectangular y reforzado por tres de sus lados. Sin embargo, una vez más, el alto coste lo hace inviable.

El proyecto sería retomado en 1800 por Napoleón, quien encarga el diseño definitivo a los ingenieros Ferregeau y Marescot, quienes junto al vicealmirante Rosily-Mesros diseñan la fortaleza que hoy existe en el lugar. Tiene forma de óvalo, con 80 metros de longitud por 40 de ancho, con muros de 20 metros de altura en los que hay 3 filas de ventanas y coronados por casamatas para los cañones, morteros y barbetas.

Aunque en un principio estaba previsto dotarlo con 74 cañones, solo se llegarían a instalar 30. En el centro de la estructura oval queda un patio descubierto, alrededor del cual se disponían los cuartos y tiendas de los soldados de la guarnición, que en tiempos de guerra ascenderían a unos 260.

Para su construcción se dispusieron enormes bloques de piedra sobre el banco de arena, de modo que quedase una superficie llana, operación que se realizó en verano y en los momentos de marea baja. Hasta 60.000 metros cúbicos de piedra se llevaban acumulados cuando, en el invierno de 1807, todo se hundió a causa de las tormentas invernales.

Dos años más tarde, en 1809, un nuevo ataque inglés vuelve a detener las obras. Se retoman en 1842, pero hasta cinco años después no se termina la base de asentamiento, que durante la marea baja se eleva hasta 2 metros sobre el nivel del mar. En 1849 comienza por fin la construcción de la actual fortaleza, finalizada diez años más tarde.

El fuerte permanecería en uso hasta 1913 como estación de monitoreo de torpedos, cuando es abandonado definitivamente. A pesar de que la marina alemana lo usó como blanco de tiro durante la Segunda Guerra Mundial, el estado actual de la construcción no presenta daños considerables, y sigue manteniendo su aspecto inexpugnable.

El gobierno francés lo subastaría en 1961, fecha a partir de la cual cambiaría de manos varias veces. No fue hasta 1967 que Fort Boyard encontró su nuevo propósito como lugar de rodaje, cuando se filmó allí la escena final de la película francesa Les Aventuriers.

Finalmente en 1989 fue comprado por el productor televisivo Jacques Antoine para producir la serie de televisión de aventuras y juegos titulada Fort Boyard. Los participantes del programa eran desafiados a sobrevivir una serie de pruebas diferentes y difíciles con el fin de ganar tiempo para el nivel final, la Cámara del Tesoro.

El show, emitido por numerosas televisoras del mundo, se desarrolló hasta 2003 y atrajo nuevamente la atención por la fortaleza militar abandonada.

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