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Cuando llegue el invierno y rezongues por las bajas temperaturas que debes soportar, recuerda las imágenes de Oymyakon, el pueblo más frío de la Tierra. Seguramente, cambiarás de opinión.

Con una temperatura mínima de -67,7°C, registrada en 1933, y un promedio en enero de -50 °C, este pueblo es el lugar más frío habitado de forma permanente en el planeta. El fotógrafo residente en Nueva Zelanda, Amos Chapple decidió hacer un viaje de dos días para captar como es la vida cotidiana en Oymyakon, la remota localidad situada al este de Siberia en Rusia.

“Llevaba puestos unos pantalones finos la primera vez que salimos al exterior, a – 47° C (-52° F). Recuerdo sentir como el frío se aferraba físicamente a mis piernas, la otra sorpresa fue que en ocasiones mi saliva se congelaba en agujas que pinchaban mis labios”, contó el fotógrafo.

El fotógrafo recuerda que lo más difícil no era el frío en si mismo, sino que además el foco y el zoom de su cámara se bloqueaban ocasionalmente por congelación.

El Mercado Central de Yakutsk está lleno de pescado y carne, allí no crecen los cultivos.
La “Carretera de los huesos” es la única ruta hacia Oymyakon.
Incluso el cartel de bienvenida al pueblo dice “Oymyakon, el polo del frío”.
Una mujer camina ante una casa congelada del centro del pueblo.
Los perros padecen a diario el congelamiento de los pelos de sus hocicos.
La mayoría de los retretes se construyen en el exterior, debido a que el suelo helado hace que sea imposible construir cañerías interiores.
Los granjeros locales mantienes sus vacas calientes por la noche en establos como este.
Las vacas pasan pocas horas al día fuera del establo.
Para mantener todo en funcionamiento es necesario despejar de nieve a diario.
Así quedarán tus zapatos si los olvidas en la galería.
La única tienda abierta de Oymyakon abastece a los pocos habitantes.
Los coches sólo se pueden aparcar en garajes con calefacción. Los que se quedan en el exterior deben seguir en marcha, de lo contrario no arrancarán.
La gasolinera no se parece en nada a las que conocemos en la ciudad.
Una central térmica de carbón suministra energía a los aldeanos.
Estas mascotas deben acostumbrarse de pequeñas al intenso frío.

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