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La razón de este extraño fenómeno se debe a la diferencia en la densidad, junto con la variación en el nivel de temperatura y la salinidad de las aguas de fusión glacial y las de la costa del golfo de Alaska.

Lo que vemos en la foto es en realidad el punto de encuentro entre el agua de los ríos ricos en sedimentos de deshielo y el agua del Océano Pacífico.

Ken Bruland, quien fotografió este fenómeno mientras estaba en un crucero, es profesor de ciencias oceánicas en la Universidad de California, Santa Cruz. El científico manifestó que el propósito del viaje era examinar cómo los enormes remolinos – corrientes lentas – se deslizan desde la costa hacia el Golfo de Alaska.

Durante el verano las aguas fluvioglaciares bajan erosionando las montañas. En el proceso, arrastran material llamado harina glacial  y dan como resultado un color distintivo que define a ese tipo de torrente como leche glaciaria.

Esas corrientes circulares a menudo llevan consigo grandes cantidades de arcilla pesada y otros sedimentos de deshielo como el hierro y son alimentadas por ríos glaciales como el Río de Copper de Alaska que corre a lo largo de 460 kilómetros, también muy apreciado por su salmón.

Bruland aclara que es una falsedad que ambas aguas no se fusionan ya que se mezclan con el tiempo. Tales fronteras no son estáticas, agregó, mientras se mueven y desaparecen por completo, dependiendo del nivel de sedimentos y los caprichos del agua.

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