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El CO2 es un gas esencial en la Tierra, ya que se encarga de atrapar el calor del sol. Esto permite que nuestro planeta tenga un clima adecuado para el desarrollo de los seres vivos. Con el comienzo de la era industrial y la quema de combustibles fósiles que comenzó alrededor del año 1750 con el invento de la máquina de vapor se fue alterando el balance natural de CO2. Actualmente las concentraciones de CO2 son las más altas de lo que han sido en al menos 800,000 años.

Para restablecer el equilibrio de la atmósfera, lo ideal sería extraer el dióxido de carbono del aire, sin embargo no sólo es técnicamente difícil, sino también costoso.

En el techo de un gran centro de reciclaje en Hinwil, Suiza, hay 18 ventiladores de metal apilados uno encima del otro, cada uno del tamaño de una lavadora doméstica grande.

Estos fantásticos dispositivos absorben el aire circundante y los filtros interiores recubiertos químicamente absorben el CO2. Estos filtros se calientan hasta 100ºC,  luego el dióxido de carbono puro está listo para ser recolectado.

Esta instalación, llamada sistema de captura de aire directo, ha sido desarrollada por una empresa suiza llamada Climeworks.

La máquina es el producto de dos ingenieros que se conocieron en 2003 en la Universidad de Zurich: Christoph Gebald y Jan Wurzbacher. La compañía que fundaron, Climeworks, es la primera en el mundo en comercializar CO2 a partir de su extracción directa del aire.

Esta máquina puede capturar alrededor de 900 toneladas de CO2 cada año. El elemento extraído, luego es bombeado hacia un gran invernadero a unos cientos de metros de distancia, donde es utilizado para ayudar a cultivar vegetales más grandes.

En este momento, Climeworks está vendiendo el gas a establecimientos vecinos que producen verduras, a un precio muy costoso.

Pero la compañía dice que esto se debe a que ha construido sus dispositivos de extracción desde cero: todo está hecho a medida. La empresa cree que, al igual que la energía solar y eólica, los costos disminuirán rápidamente una vez que la producción se amplíe.

Una de las cosas sobre el CO2 que lo hace atractivo para los desarrolladores es que tiene muchos usos en el mundo.

Desde alimentos para peces hasta hormigón; desde asientos para automóviles hasta pasta de dientes: los empresarios están tratando de usar dióxido de carbono como materia prima. También hay un gran intercambio de CO2 en los EE.UU., donde se usa, paradógicamente, para impulsar la extracción de petróleo de los pozos.

Uno de los planes más ambiciosos es extraer CO2 y convertirlo en combustible.

Hace un par de años, el fabricante de automóviles Audi anunció que había desarrollado lo que llamó “e-diesel”, un combustible líquido hecho de agua y CO2. Climeworks suministró parte del CO2 para los ensayos. Reducir el precio de captura de CO2 es clave para hacer que esta idea funcione.

Hacer combustible u otros productos con CO2 podría ayudar, pero no logrará el tipo de cambio a gran escala para equilibrar la atmósfera que muchos científicos ahora temen que será necesario en los próximos 20 o 30 años si los objetivos del Protocolo de París no se cumplen.

Sin embargo, un estudio reciente mostró que un enfoque más simple, que incluye plantar más árboles y una mejor gestión de suelos y pastizales, en realidad podría marcar una diferencia significativa. El informe dice que esto podría representar el 37% de todas las acciones necesarias para 2030, el equivalente a las emisiones actuales de China del uso de combustibles fósiles.

Climeworks recientemente abrió una planta en Islandia donde el CO2 es capturado y enterrado bajo tierra donde eventualmente se convertirá en piedra.  La empresa con grandes ambiciones y proyectos que anticipan un gran éxito, tiene un venturoso futuro.

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