🌴 El país que está transformando el desierto
Durante los últimos 40 años, el Planeta ha perdido un tercio de su tierra cultivable debido a la erosión y la degradación. Los esfuerzos de China por luchar contra el problema han dado sus frutos.
El desierto de Gobi, región vasta, desolada y estéril se encuentra en la frontera norte entre China y Mongolia. Un vasto lienzo de dunas de arena en cascada y grandes extensiones afectadas por olas de calor seco, que al mismo tiempo resplandecen de belleza natural. Este desierto es el síntoma de uno de los problemas ambientales más alarmantes en Asia. Con una superficie de 1,3 millones de kilómetros cuadrados, el desierto de Gobi es el quinto desierto más grande del mundo y está desecando rápidamente el territorio de China.
Sin embargo, en 2017, en el desierto de Gobi, los pastores han plantado maíz que cosecharán algunos meses después, si es que sobrevive a la temporada alta de tormentas de arena, resultado de la desertificación. Estas feroces tormentas pueden ocurrir de tres a 10 veces por mes, destruyendo cosechas y dañando la infraestructura.
La deforestación, la erosión provocada por los vientos, el pastoreo excesivo, el avance de las zonas urbanizadas y el uso indiscriminado del agua por las personas son algunos de los principales factores responsables de la desertificación. En la actualidad, el 27.4 por ciento de China es tierra desertificada, y afecta a alrededor de 400 millones de personas.
Pero el problema no es exclusivo de China: el 24.1 por ciento de la superficie de la Tierra está compuesta por tierras desertificadas, que son el hogar de aproximadamente una sexta parte de la población mundial.
Según un informe de 2013 de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), a lo largo de los últimos 40 años, la Tierra ha perdido un tercio de su tierra cultivable debido a la erosión y la degradación.
En una gran movida para abordar el problema, en 1978, el gobierno chino implementó el Three-North Shelterbelt Project, un esfuerzo nacional de ingeniería ecológica que requería la plantación de millones de árboles a lo largo de las 4.500 kilómetros del desierto del norte de China, y lograr el aumento de un 10 por ciento de los bosques del mundo. También conocido como el “Gran Muro Verde”, la fecha de finalización del proyecto no será hasta 2050; hasta el momento, se han plantado más de 66 mil millones de árboles. Este proyecto permite a los pobladores conservar sus hogares, recuperar sus tierras perdidas, generar recursos y evitar el desplazamiento como refugiados climáticos.
El esfuerzo mancomunado de millones de personas hace posible el cambio. La recuperación y transformación del inmenso desierto en tierras cultivables y receptivas es una realidad. Un ejemplo inspirador para dar cuenta del potencial que tiene cada una de las personas si se involucra y es generador de los cambios que desea ver en el mundo.