🍀 Cómo vivir de manera sostenible puede hacerte más feliz
Vivir una vida más sostenible brinda un gran sentido de propósito, nos ayuda a reconocer que todos somos parte de algo más grande y nos guía en la co-creación de un mundo más feliz y amable.
La NASA ha citado 2017 como el segundo año más caluroso registrado. Los científicos han declarado que estamos en medio de la sexta extinción masiva de animales y plantas. Las otras cinco fueron causadas por eventos naturales como impactos de asteroides, ésta es por nuestra responsabilidad. Se han descubierto microplásticos en los confines más lejanos de la Antártida…
En resumen: vivir una vida más respetuosa de la naturaleza y del medioambiente es más que prudente, ¡es esencial para nuestro futuro!
Descubre el significado
Es esta sensación de ser parte de algo más grande que nosotros mismos lo que es tan poderoso. Piensa en la idea japonesa de ikigai, que se traduce en algo así como la fuente de un propósito en tu vida, la razón por la que uno se levanta de la cama por la mañana.
Ser más consciente del planeta, así como del impacto humano, medioambiental y económico de nuestras decisiones de consumo nos llevará por mejores caminos.
Conecta con la naturaleza
Sabemos, intuitivamente, que el tiempo en la naturaleza nos hace sentir elevados. Y, si intentas vivir de forma sostenible, es probable que te involucres más con el mundo fuera de las cuatro paredes y pantallas: ya sea crear una pequeña huerta o salir a caminar, en lugar de ir de compras o conectarte a las redes.
Sé más consciente de cuidar la naturaleza. Cuida tu entorno, evita consumir bienes materiales innecesarios, elige no usar productos que puedan alterarla, nútrete de ella sin dañarla. Por ejemplo, si cultivas tus propios vegetales descubrirás que trabajar con tus manos y aprender nuevas habilidades puede afectar enormemente tu bienestar.
Mejora tu alimentación
Tu salud y tu felicidad están vinculadas. Una buena noticia es que los alimentos sostenibles a menudo se traducen en alimentos más saludables, como ingredientes cultivados localmente que no pierden nutrientes a través del tiempo de tránsito.
Puedes tomar la decisión de dejar de comprar alimentos ultraprocesados industrialmente, o que vienen en una cantidad ridícula de envoltorios plásticos, o desde lugares remotos del planeta, e ir al mercado y comprar alimentos más frescos y más locales. Puedes incluso iniciar tu propio huerto para abastecerte y compartir con tus amigos.
No consumas moda efímera
Contaminación del agua, uso de sustancias químicas tóxicas y desechos textiles: la moda rápida tiene un costo enorme para el medioambiente.
Es difícil amar nuestra ropa y seguir usándola durante más tiempo cuando nos enfrentamos a una tentadora variedad de novedades en las tiendas.
Existen diversas iniciativas en el mundo que apuntan a darle fin al consumo indiscriminado de indumentaria, a valorizar las prendas que tenemos, a detener la escalada consumista y al mismo tiempo gestionar intercambios, donaciones o ferias americanas; aunque en tu lugar no exista una organización específica, puedes reflexionar antes de comprar y discutir el tema con tu familia y tus amigos. Recicla, resignifica, recupera, reparte y comparte tus prendas.
Cambia tu modo de transporte
Intenta usar tu bicicleta con más frecuencia, elige caminar hacia tu destino, de ese modo contribuirás a que la calidad del aire en tu lugar sea mejor y al mismo tiempo disfrutarás de tu entorno y te beneficiarás del sano ejercicio.
La otra cara
La forma en la que entres en el mundo de la sostenibilidad puede desencadenar emociones negativas o una sensación de agobio. Una vez que comienzas a darte cuenta de cuán insosteniblemente está configurado nuestro mundo, la enormidad del problema se siente desalentadora y puede provocar un dilema acerca de “¿cuál es el punto?“.
El truco es no intentar cambiar todo a la vez. Haz una cosa a la vez. Eso podría ser comida, ropa, uso de energía o transporte. Puedes ayudarte a encontrar el “por qué” de vivir de forma sostenible, leyendo y viendo documentales sobre el cambio climático y el estrés en el que se encuentra nuestro planeta.
Estamos bombardeados con mensajes sobre lo que hace posible una buena vida, eso incluye comprar lo que muchas veces ni siquiera necesitamos y gastar más de lo que podemos, tener una casa grande o un auto rápido. Sin embargo existen otras cosas realmente que importan mucho más.
La buena noticia es que muchas de las cosas que realmente nos hacen felices también son buenas para el medioambiente, como andar en bicicleta, charlar con amigos, ocuparnos de nuestro jardín, perderse en un libro, cantar, ayudar a una organización benéfica local o compartir buenos momentos con otras personas.
Entonces comprendes que todas las señales apuntan a contribuir a que la salud del planeta valga la pena el esfuerzo. Ese es el punto.