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“Comida por un dólar” es un proyecto ideado por emprendedores argentinos de la provincia de Misiones,  que “nace ante la necesidad de combatir el hambre en la Argentina y el mundo”, comenta Matías Sebely, generador del proyecto, abogado de 32 años que dirige desde los 23 el hospital público Samic, en el pueblo Leandro Alem.

Se trata de una variedad de comidas, saludables, nutritivas y conocidas por ser típicas de la Argentina, elaboradas con productos provenientes de las chacras de la provincia de Misiones, que se someten a un proceso físico químico denominado liofilización o deshidrocongelación, utilizado también por la NASA, por medio del cual quedan deshidratadas y livianas, y se embolsan en pequeñas porciones secas con una vida útil que llega hasta los 20 años.

“Víctor es un agricultor de Alem que viene un día a fines de 2015 y me dice que no podía ser que sus chanchos se alimenten mejor que la gente. También me planteó que tenía un montón de producción, pero le faltaba mercado y entonces se le pudrían las cosas”, recuerda Sebely quien sin abandonar la dirección del hospital, hace un tiempo está a cargo del proyecto Comida por un dólar, que fundó con Víctor Scholles.

Con esos dos problemas como disparadores, se juntaron para tratar de idear algún tipo de comida regional que utilice los productos de los colonos locales y, a la vez, sea alimento saludable para los sectores vulnerables. Al equipo se les sumó una ingeniera en alimentos, un ingeniero químico y una nutricionista. Entre todos tuvieron la idea de aplicar la liofilización, un recurso muy utilizado en la NASA para alimentar a los astronautas que viajan al espacio.

La liofilización involucra un proceso en el cual un plato de comida es congelado a una temperatura de aproximadamente 30ºC bajo cero. Luego se introduce en una cámara de vacío, se eleva la temperatura y se realiza la separación del agua de la comida por sublimación.

“Queda un polvo después, pero mantiene el mismo gusto y todos los nutrientes. Si se le agrega agua, se forma un guiso y se puede comer tranquilamente”, explica Sebely.

Cada porción tiene un vencimiento de hasta 20 años y cada sobre cuesta un dólar. Desde octubre 2018 vendieron más de 20.000 paquetes. Entre los platos con los que trabajan están, además del locro, un guiso de lentejas, porotos con arroz, y mandioca y cerdo.

Trabajan con productos regionales, seleccionados para elaborar comidas autóctonas, con alto valor nutritivo. Con esta metodología de producción incentivan las producciones locales, independientemente de dónde se lleve a cabo el proyecto para satisfacer las grandes necesidades alimenticias y nutricionales que existen básicamente en todos los lugares del mundo, tanto en pequeños y alejados poblados rurales y olvidados, así como también en las grandes urbes, económicamente activas pero con permanentes porcentajes de habitantes con pobreza y hambruna.

Comida por un Dólar requiere en su desarrollo de todos los ingredientes que se incluyen en una comida casera tradicional, como carne, porotos o frijoles, polenta, maíz, verduras, condimentos, insumos que se proveen desde las chacras que cultivan los productores de la provincia de Misiones, generando un ingreso económico y un espacio de comercialización permanente y seguro.

Actualmente elaboran cuatro comidas con la idea de que esto sirva para combatir el hambre en el mundo, y abastecen a ONGs, supermercados y a clientes de otros países para utilizar en situaciones de catástrofes naturales.

“Comida por un Dólar es darle valor agregado al agro local, combatir el hambre y generar movimiento económico”.

Además, en su planta de elaboración, en su proceso de acopio de carne y verduras, así como en su etapa de distribución y comercialización, Comida por un Dólar abre todo tipo de oportunidades laborales para la población involucrada directamente en el proyecto (cocineros, productores, proveedores, administradores de la planta) como los involucrados de forma indirecta (distribuidores, intermediarios, promotores, responsables de marketing y promoción, ONG’s, empresas nacionales y multinacionales, etc.).

El proyecto apunta a brindar soluciones a dos problemas graves de la población local y mundial: la falta de alimento y la creación de puestos de trabajo.

“Establecer el valor de los paquetes surgió cuando fuimos a un seminario de innovación en Nueva York sobre proyectos que trabajan con metas de las Naciones Unidas. Cuando lo expusimos, uno de los profesores nos preguntó cuánto salía el plato. En ese entonces era 15 pesos, el valor de un dólar”, recuerda Sebely .

Comida por un Dólar implica un concepto de ambiente sano y saludable, lleva intrínseco el espíritu misionero, pensado en la población joven de la provincia, desde la perspectiva de mantener viva la actividad en las chacras y los poblados rurales, donde se fomenta la permanencia de plantaciones agroecológicas, producciones sustentables y amigables con el medioambiente.

Su presentación y aspecto podría compararse con las conocidas sopas en sobre que se ofrecen en los supermercados de todo el mundo, pero con la diferencia de que son, efectivamente, comidas elaboradas con recetas tradicionales de la Argentina cocidas en olla a fuego, y luego deshidratadas para su fácil manipulación posterior; con la ventaja de que conservan su aroma, propiedades y el gusto de la tradicional comida casera.

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