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Una nueva forma de acción que puede hacer que las cosas sucedan… o cómo el consumidor puede presionar a los fabricantes y distribuidores, y luchar contra el uso indebido de envases innecesarios.

Galletas, copos de maíz, cereales, premezclas para postres, dentífricos en blísters de todo tipo… ¡nos invaden los envases inútiles!: los que se utilizan para facilitar el orden en las góndolas, los que deben atraer al cliente, los que presumen las marcas, los que informan, los que protegen contra el robo, etc., en resumen, el contenedor se ha convertido poco a poco en un producto en sí mismo, a menudo inútil, del cual el consumidor se deshace una vez que llega a casa. Para información, una familia francesa lanza un promedio de diez paquetes al día.

A ti como consumidor, el empaque innecesario termina costándote caro, muy caro: preguntarse si a veces no cuesta más que el producto en sí, por ejemplo en los juguetes. Para empezar cuando compras un producto, porque el empaque está incluido en el precio de venta y, finalmente, a nivel de la comunidad que soporta el costo de clasificación y reciclaje de residuos. ¡Y ni hablar del altísimo y devastador costo ambiental!

Por lo tanto, dejar un empaque innecesario en el supermercado puede ser un gesto de eco-ciudadano, que además de aumentar la conciencia de otros consumidores y clientes, trata de hacer que los distribuidores y, por extensión, los productores sean más responsables de este despilfarro y daño ambiental.

Porque una cosa es cierta, es que los envases innecesarios terminan en un horno incinerador o en vertederos, por ende en los océanos. El 40% de los residuos domésticos en Francia, por ejemplo, se almacenan en los basureros. ¡Es urgente tomar medidas para reducir significativamente nuestros residuos!

Comenzar por eliminar “lo inútil” parece ser de sentido común… ¡tomemos el problema por las astas!

Un ejemplo de acción de protesta contra el uso innecesario del plástico en los envases de alimentos y la complacencia de los supermercados en esta área, fue llevado a cabo por los manifestantes hicieron sus compras en un supermercado Tesco cerca de Bath, en el suroeste de Inglaterra. Luego, abrieron los empaques y dejaron bandejas, sobres, films, paquetes, cajas y otros envases de plástico en sus carros.

Los ingleses lo llaman “plastic attack/ataque plástico”. Pacífico, el ataque. Pero muy elocuente. Liderada por unos 20 clientes, esta acción tuvo como objetivo hacer que los responsables de esta cadena de supermercados sean conscientes de la omnipresencia, dañina, contaminante y, en la mayoría de los casos, inútil de este material.

Esta tendencia crece en todo el mundo y logra pacíficamente que el reclamo sea visible e inspire a las personas a tomar consciencia del uso indiscriminado e irresponsable del plástico.

Fuente: ouest-france.fr


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