🔱 El primer museo submarino de Europa “atrapado” por el plástico
Accesible sólo para buceadores y para la vida marina, el Museo Atlántico que cuenta con más de 300 esculturas del artista internacional Jason deCaires Taylor enclavadas en el fondo marino, se encuentra en las profundidades de la isla española de Lanzarote, no lejos de la costa de Marruecos, en el Océano Atlántico.
Un grupo de activistas voluntarios del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) con la colaboración del Museo Atlántico de Lanzarote, se han sumergido a 14 metros hasta llegar a las 300 figuras humanas que componen el museo, con motivo del Día de los Océanos, para realizar una acción submarina a modo de protesta y denuncia por la contaminación por plástico que sufren nuestros océanos.
La acción ha consistido en envolver con plásticos varias de las estatuas, que representan al ser humano, para recrear un escenario futuro y lanzar una pregunta para la reflexión: ¿podemos acabar así en el futuro? Ahora son los animales los que mueren atrapados en plástico, pero los seres humanos lo estamos ingiriendo….¿podemos acabar así? ¿literalmente de plástico hasta el cuello?
De todas las escenas que se representan en el museo, la elegida ha sido la instalación del Rubicón. En ella, un grupo de personas está a punto de cruzar un muro que encarna la línea roja que la humanidad está a punto de traspasar si no se adoptan medidas urgentes ante la alarmante situación de los océanos.
El artista de la obra, Jason deCaires Taylor, es un gran defensor de los océanos. Como él mismo expone en una charla TED: “los museos se han creado para preservar aquello que es valioso para los seres humanos, por eso este museo y el océano deberían conservarse“.
En el caso del Museo Atlántico, el autor diseñó la obra para convertirla en un refugio de vida marina, un arrecife artificial donde algas, microorganismos, erizos, pulpos y peces acabarán cubriendo las esculturas con el paso del tiempo dando vida y belleza natural a la obra. Con esta filosofía de “obra viva” la acción de denuncia adquiere todo su sentido, ya que con contaminación de los océanos que sufrimos, el plástico puede ser lo único que cubra estas estatuas…
Estamos ante un gravísimo problema ambiental: al menos ocho millones de toneladas de plásticos acaban en el océano cada año, una cifra que equivale a volcar en el mar un camión de basura cada minuto. Se estima que para 2030, la producción de plásticos aumente un 40%. Así, a escala global, el número de mamíferos que mueren anualmente debido a la contaminación por plásticos supera los 100.000 ejemplares. Algunos animales, como las tortugas marinas, confunden las bolsas con medusas y acaban ingiriéndolas y muriendo. Asimismo, el 90% de las aves marinas del mundo tiene fragmentos de este material en el estómago.
La gravedad de la amenaza, tal y como se ha querido mostrar con esta protesta está afectando ya al ser humano.
No en vano, los microplásticos que ingieren los peces acaban también en nuestros platos cada día cuando consumimos pescado. Un estudio sobre mejillones y ostras calculó que un consumidor europeo medio de mariscos podría ingerir hasta 11.000 piezas de microplástico cada año.
Esta acción de denuncia se enmarca dentro de la campaña #NaturalezaSinPlasticos. WWF ha puesto en marcha una recogida de firmas para pedir a los gobiernos del mundo que inicien las negociaciones para adoptar un Acuerdo Global con el fin de eliminar la contaminación marina por plásticos.
Fuente: WWF.es 06/06/2019
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