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La bahía de Ussuri, en Rusia, fue convertida en un vertedero durante la era soviética en el que se acumularon millones de botellas de vodka y cerveza, y fragmentos de porcelana descartados por una fábrica aledaña. Un enorme y dantesco basurero a cielo abierto. Pero gracias al fascinante poder de la madre Naturaleza, la bahía, cerca de Vladivostok, ahora cuenta con una de las playas más hermosas del mundo en la que la basura ha sido convertida en un tesoro extraordinario.

Durante muchos años, las olas del Pacífico Norte han ido erosionando y modelando las botellas rotas en millones de guijarros redondeados, lisos y coloridos. La zona ha dejado de ser un área detestada para convertirse en una destacada atracción turística.

A lo largo de décadas, el ritmo constante de las olas transformó el vertedero en esta orilla brillante y llena de joyas. La playa, que bordea el Mar de Japón, ahora es una zona especialmente protegida, por lo que los huéspedes pueden disfrutar mejor de su impresionante caleidoscopio de piedras de cristal.

El invierno es uno de los momentos más increíbles para ver la playa, ya que los destellos de los cristales de mar se destacan sobre la nieve azucarada.

El océano demora aproximadamente 30 años en transformar el cristal en un tesoro marino, y no todas las playas son capaces de crearlo, por lo que es difícil encontrar una buena playa de vidrio marino.

Mientras que la bahía de Ussuri era antaño considerada una zona peligrosa, las autoridades ahora la consideran una área especialmente protegida llamada Playa del cristal. Y mirando estas preciosas imágenes, nos quedamos realmente sorprendidos.

Una vez más, la Naturaleza nos da una monumental lección…


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