🌱Con Bambú y Barro, Mujeres construyen un Centro de Salud
Anandaloy, un edificio de dos pisos construido con barro y bambú, y rodeado de exuberantes arrozales en el norte de Bangladesh, no es sólo una solución espacial para una serie de necesidades humanas básicas y específicas. El proyecto en su conjunto es una respuesta de múltiples abordajes al desafío de la reparación mediante la inteligente combinación de diseño sostenible, social y arquitectónico.
La arquitecta alemana Anna Heringer está detrás del edificio multifuncional y poco convencional que alberga un Centro de terapia para personas con discapacidades en la planta baja, combinado con un taller de fabricación de textiles de comercio justo para mujeres locales en el primer piso. Anandaloy, significa “El lugar de la alegría profunda” en el dialecto local de bengalí.
Participar activamente en la construcción de algo es verdaderamente inspirador y transformador. Es por eso que más que entregar un espacio terminado, el estudio de arquitectura involucró a toda la comunidad. Los propios vecinos, en su mayoría mujeres, pusieron manos en la masa. Algunos futuros pacientes del Centro también ayudaron.
Construido sólo con materiales locales y con el conocimiento de la artesanía local, el proyecto Anandaloy respeta la cultura y la tradición locales, y desde un diseño muy simple y un enfoque sutil logra integrar una amplia gama de necesidades humanas y habilidades programáticas sin daños para el medioambiente.
La arquitecta alemana Anna Heringer, nacida en octubre de 1977, creció en Laufen, una pequeña ciudad en la frontera entre Austria y Baviera cerca de Salzburgo. A la edad de 19 años, Anna Heringer se fue a vivir a Bangladesh durante casi un año, aprendió bengalí y se involucró profundamente en la cultura local. Aprendió sobre el trabajo de desarrollo sostenible, pero también sobre la construcción, la arquitectura y el valor de utilizar los recursos locales existentes, una estrategia que todavía defiende muchos años después. Como arquitecta y profesora honoraria de la Cátedra UNESCO de Arquitectura de tierra, Culturas de la construcción y Desarrollo sostenible, se centra en el uso de materiales de construcción naturales y fácilmente disponibles.
“La arquitectura es una herramienta para mejorar vidas.
La visión detrás y la motivación de mi trabajo es explorar y utilizar la arquitectura como un medio para fortalecer la confianza cultural e individual, apoyar las economías locales y fomentar el equilibrio ecológico. La vida alegre es un proceso creativo y activo, y estoy profundamente interesada en el desarrollo sostenible de nuestra sociedad y nuestro entorno construido.
Para mí, sostenibilidad es sinónimo de belleza: un edificio armonioso en su diseño, estructura, técnica y uso de materiales, así como con la ubicación, el entorno, el usuario, el contexto sociocultural. Esto, para mí, es lo que define su valor estético y sostenible”. – Anna Heringer –
Su proyecto ganó el segundo PREMIO OBEL, presentado el 21 de octubre de 2020.
Fuente: The Obel Award
Fotos: Anna Heringer Architecture
Video: Henrik Frode Obel Foundation