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Philipp Saumweber, fundador y CEO de Sundrop es el creador de este oasis en el interior de la estéril Australia, donde logra hacer crecer toneladas de alimentos frescos.

El achaparrado desierto en las afueras de Port Augusta, no es el tipo de campo que se ve en los folletos turísticos de Australia. Con un telón de fondo de una superficie de centrales eléctricas a carbón, fundiciones de plomo y minería, el paisaje costero se enriquece con un monte salado que sobrevive apenas con un hilo de agua de mar salada que se filtra a través del suelo árido. Reino de serpientes venenosas, arañas, canguros y algún emú extraño que se ve de vez en cuando, las moscas pululan constantemente.

La agricultura utiliza el 60-80% de la escasa agua dulce del planeta, por lo que la producción de alimentos que no la utiliza en absoluto es casi como un milagro…

En un escenario futurista encontramos el secreto de este asombroso prodigio. El emprendimiento cuenta con una línea de 75 metros de espejos parabólicos motorizados que siguen el sol durante todo el día. Focalizan su calor en un tubo sellado que contiene aceite. Cuando este hierve, calienta los tanques de agua de mar que es bombeada desde unos pocos metros bajo tierra.

Cuando el agua alcanza los 160 grados, el vapor que desprende alimenta las turbinas que proporcionan electricidad. Una parte del agua caliente del proceso templa el invernadero durante las noches frías del desierto, mientras que el resto alimenta a una planta de desalinización que produce los 10.000 litros de agua potable al día, volumen necesario para mantener felices a las plantas.

El resultado es agua pura y lista para ser añadida a la mezcla perfecta de nutrientes. El aire en el invernadero se mantiene fresco y húmedo por el agua que gotea sobre una pared de cartón con almohadillas que liberan vapor en forma de panal de abejas.

Sundrop desarrolló tecnologías que integran energía solar, generación de electricidad, producción de agua dulce e hidroponía que ayudan a producir una cantidad de alimento equivalente a la cultivada con métodos tradicionales y de calidad significativamente.

Un invernadero Sundrop convierte el agua de mar y la luz solar en energía y agua. Luego utiliza dióxido de carbono y nutrientes de origen sostenible para maximizar el crecimiento de los cultivos. Debido a que no necesita suelo, pueden cultivar productos en tierras degradadas, en áreas áridas que antes se consideraban demasiado estériles para la agricultura.

Este desarrollo es una a posibilidad para cultivar productos necesarios y deliciosos sin necesidad de combustibles fósiles, grandes cantidades de agua dulce y miles de hectáreas de tierras cultivadas rompiendo la dependencia de la agricultura de recursos finitos.

Esta inspiradora innovación tecnológica aplicada a la agricultura puede suministrar a billones de personas comida sana, accesible, y ayudar a cuidar el planeta.

Fuente: Sundrop Farms

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