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Dos hermanos de Bowen, General Alvear en Mendoza, Argentina decidieron reutilizar el papel de un modo muy original para crear lápices ecológicos. Descartando la idea del reciclado que demandaba maquinaria e infraestructura, estos jóvenes mendocinos resolvieron aplicar la técnica de la reutilización.

Dagma (25), Licenciada en Gestión de Negocios de la UNCuyo, y su hermano Matías (23), Técnico Superior en Gestión Ambiental, desarrollan el emprendimiento en el que el papel cambia su función; pasa de ser soporte para escribir, a envolver el grafito que permite escribir.

El proyecto nació en 2018, cuando Matías debía rendir una materia de la tecnicatura que consistía en generar un servicio o producto reciclado. Entonces, desde una situación cotidiana surgió la idea: “un día estaba mirando cómo dibujaba mi sobrinita y se me ocurrió la idea de hacer un lápiz de papel”, comenta el joven.

A partir de esa imagen decidieron darle forma a “Suyana” (vocablo del idioma Quechua que significa Esperanza), cuyo objetivo es generar un cambio en los hábitos y proteger el medioambiente. En este sentido los jóvenes emprendedores complementan su proyecto brindando charlas y capacitaciones en escuelas, que a su vez se propusieron como centros recolectores de papel.

“No queremos que el lápiz ecológico sea una moda. Es la esperanza que le queremos dar a los residuos que arrojamos diariamente, es decir, darle una segunda oportunidad y que los residuos no sean basura sino un recurso esencial para fabricar los lápices”, expresan los hermanos.

Así comenzaron a abastecerse de todo tipo de papel de la planta de Residuos Sólidos Urbanos de General Alvear, donde el 60% de los desechos que llegan son papel y cartón.


El producto final es un lápiz de 15 centímetros que dura igual que uno de madera y es el resultado de un procedimiento 100% artesanal.
Con una hoja de diario de doble carilla se obtienen 8 unidades
, es decir que con poco residuo se logran varios lápices.

Primero cortan el papel de acuerdo a las medidas que necesitan, luego lo desinfectan, insertan el grafito con un pegamento y van enrollando la hoja. A medida que se va envolviendo la mina, se compacta el rollo para obtener la forma del lápiz. Como queda húmedo, el producto pasa a la etapa de secado. Finalmente, se lijan algunas partes y se saca punta igual que un lápiz de madera.

“En Mendoza, de los 365 días del año, 300 son soleados por lo que aprovechamos la energía del sol y así el producto es aún más sustentable”, manifiesta Matías.

El condimento especial que se agrega a esta elaboración es que es una actividad que se mezcla con las tareas cotidianas de los otros miembros de la familia y cuenta con la colaboración de sus vecinos, con periódicos, revistas y libros. Los hermanos llevan vendidos casi 10.000 unidades desde el lanzamiento en junio 2018.

“Nosotros no poseemos un taller, el espacio de elaboración es el comedor de nuestra casa. Mientras mi mamá cocina, tomamos mates o charlamos con nuestros padres, realizamos los lápices, entre 300 y 400 por día”, expresan con alegría.

Para conocer más acerca del proyecto Lápices de papel Suyana cliquea aquí 

Fotografías: Suyana Facebook


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